Cuatro
muchachos desde Moscú, Rusia haciendo un estilo Death Metal ennegrecido, inevitablemente
asociarás muchas de sus influencias al Thrash y Black Metal añadiéndole también
sonidos asiáticos, pero básicamente es metal negro hablando de cosas oscuras y
violentas de este mundo. Claramente se diferencian los riffs negros con los
riffs de muerte, cada ejecución le da un halo distinto y propio, las
introducciones y samples en determinadas partes de las canciones ejercen una
efectiva forma de imaginarse más allá de la percepción tangible.
Mastemath crea canciones de gran complexión. El arte de la carátula es lo más
brutal y ofensivo en esta producción. Es un cuadro profundo que representa las
personalidades múltiples que la locura siembra en un ser desequilibrado que en
este caso podría ser el sistema. Las canciones son extensas, su estructura está
formada por múltiples cambios, hay diversidad de riffs, pero no es melódico,
progresivo, ni groove, esto es metal extremo de las tinieblas logrando un
sonido brutal.
Al inicio
una introducción calmada no me hacía presagiar que su plan de destrucción
estaría tan arraigado al metal negro. Algunas canciones se aproximan más al black/death,
es el caso de la primera y segunda canción, otras suenan estrictamente: death/black,
la canción tres supera a todo, desde su cautivadora introducción con campanas y
sonidos lúgubres de piano, definitivamente la mejor pieza de tan complejo
álbum, este track suena mejor, quizá porque es interpretado en su propio idioma,
es la llave de invocación para abrir una puerta al demonio supremo. Hay
canciones en la línea death metal con cambios técnicos de la vieja escuela, por
ejemplo, la canción cuatro, también con una introducción hipnótica, es la
canción que posee y mata toda inocencia, remarcado en el metal oscuro y
desmesurado, la más prolongada. Death Metal es la canción cinco, como a quince
segundos del inicio la guitarra hace un “Squeal” y riffs demoledores a toda
máquina, lo más brutal y muerto, sin llegar a los tres minutos dan cátedra de
verdadero metal. La canción seis también entra en este segmento. La violencia
no baja de intensidad en mas de una hora de duración del trabajo completo. La
séptima inicia densa pero encallecida, llegando a mediana velocidad con grandes
solos de guitarra y armónicos al final, es la canción para relajarse un poco y
agitar la cabeza. El death metal se manifiesta en sus diferentes formas. La
canción ocho se mantiene en la misma senda y se hace notorio una fusión con su
folclore nativo. La canción nueve también se conecta a sus raíces, incluye un
canto oriental alucinante y un cierre apoteósico bien severo (el sonido del
desenvaine de una espada me cortó los tímpanos). “Schizophrenic” es el retorno
al metal negro de muerte, raudo, impetuoso, otro trofeo de colección. Cierran
con un cover a los españoles: Avulsed, idéntico hasta en las voces.