Death
Metal desde Canadá con la actitud de hace 40 años atrás, eso fue lo que imaginé
desde el primer impacto visual que tuve con la carátula principal en la que nos
ofrece una técnica de tortura dolorosa rodeado por cuatro cruces invertidas en
cada esquina del arte, …con una llave de tuerca que te ajusta el cuello
mientras desgarra la piel. Algo parecido sucede con la música endemoniada que
están haciendo estos muchachos de Quebec. Metal de muerte con riffs y solos de
guitarra salidos del mismísimo mundo de abajo. La voz se interpreta de manera
poseída todo el tiempo, tonos altos y graves que le da un sonido ennegrecido,
demente como el black metal, pero definitivamente es solo un adjetivo porque la
raíz de su estilo es más cercano al metal extremo rudo con la influencia básica
de los primeros actos del género, su forma de cantar no es exactamente gutural
como hoy en día sino más bien desde las entrañas, de corte Blackened
Thrash/Death solo por tratar de clasificarlo ya que desde mi parecer destaca
mucho en la composición.
Desde el
inicio en el intro pero mucho más con la canción que titula el CD, queda
descubierta su forma de tocar música de culto y su verdadera visión podrida y diabólica
de este mundo. Sus canciones no son muy largas, solo dos sobrepasan los 4
minutos, la mayoría duran alrededor de tres minutos y medio, la más larga de
tiempo es la que cierra el disco, se trata de una composición exacta de como
suena todo el disco en general, una amalgama completa. Hay canciones más
rápidas, como es propio del estilo también te conducen al abismo pasajero del
Doom, con esto me refiero a los arreglos de metal pesado que poseen la mayoría
de las canciones, a veces como introducción del tema y otras como intermedio.
Todas con gran variedad de ejecución, pero estrictamente en la vena de la
respetada escuela ochentera. La canción ocho es un cover a Slaughter.